La creciente contaminación de las ciudades es un tema que nos alarma a todos. Sin embargo, pasamos la mayor parte del día, y a veces… ¡todo el día! en espacios interiores que están entre 2 y 5 veces más contaminados que nuestras ciudades.
Aunque sean “invisibles”, hay partículas nocivas que están en el ambiente que son bio-acumulables, es decir, se van instalando en nuestro organismo a lo largo de la vida y nuestro cuerpo no tiene capacidad de eliminarlas. Nos pueden causar dolor de cabeza, irritación de ojos, eccemas en la piel, cansancio, falta de concentración… Y puede llegar un momento en que nuestro cuerpo híper-reaccione con una alergia o en casos extremos, pero cada vez más frecuentes, con sensibilidades químicas múltiples.
Un caso extremo sería el de los edificios enfermos cuya mala ventilación, descompensación de temperaturas, partículas en suspensión… genera espacios cerrados con un ambiente altamente contaminado, afectando a las personas que los habitan con enfermedades como la lipoatrofia y otras afecciones como alergias, jaquecas, mareos…
¿Cuáles son las causas de la mala calidad del aire interior?
• Sustancias tóxicas emitidas por materiales utilizados en la construcción, decoración, muebles, textiles, objetos, juguetes… Por ejemplo, el granito emite gas radón y está presente en muchas cocinas; los plásticos en suelos, cortinas, juguetes… contienen ftalatos, entre otras sustancias; o los tableros de madera tipo DM contienen formaldehído.
• Contaminantes emitidos por productos de consumo y uso habitual: productos de limpieza, cosmética, cocinas y chimeneas de gas, impresoras, pesticidas, colas…
• Microorganismos u otros contaminantes biológicos (hongos, virus, bacterias, insectos)
• Una escasa ventilación que no permite renovar el aire interior cargado de las partículas que entran en suspensión de todos estos contaminantes con aire exterior.
Actualmente se conocen más de 50.000 sustancias tóxicas usadas en la construcción y decoración de viviendas, muchas de ellas son altamente tóxicas y otras producen molestias considerables. Organizaciones como Greenpeace o Fundación Vivo Sano y Hogar Sin Tóxicos sensibilizan sobre el riesgo de este tipo de sustancias. RISCTOX es una base de datos sobre sustancias peligrosas que pretende ofrecer información sobre los riesgos para la salud y el medio ambiente de estas sustancias.
¿Cómo podemos mejorar la calidad del aire en nuestros hogares?
Ventila a diario.
La ventilación natural mejora la calidad del aire interior. Lo ideal es la ventilación cruzada, creando un circuito de entrada-salida entre ventanas enfrentadas.
Aprovecha los rayos del sol. Son un potente bactericida natural.
Ventila un mínimo de 5 minutos. En verano, puedes prolongar el tiempo de ventilación.Mantén un nivel de humedad correcto.
Al igual que nuestro cuerpo, nuestra casa necesita un nivel de humedad óptimo. Para ello a veces no es suficiente una buena ventilación.
Tanto el aire acondicionado como la calefacción, secan mucho el ambiente. Se pueden añadir recipientes de agua cerca de la calefacción, como se hacía antaño, o utilizar humidificadores.
Si en cambio el nivel de humedad es demasiado alto, se necesitará ventilar mucho más y puede que sea necesario también un deshumidificador. Para conseguir una buena respiración de la casa, los materiales utilizados en la construcción de las paredes y en la pintura, son especialmente importantes. La casa necesita respirar.
Opta por la limpieza natural y tu salud, lo agradecerá.
Los productos de limpieza habituales suelen contener tóxicos como ftalatos, nonilfenol, fosfatos, tensoactivos, perfumes…
Escoge productos de limpieza naturales. Elabóralos en casa (con bicarbonato, limón, vinagre, fragancias naturales…) o compra productos con certificado ecológico.
Mantén tu casa libre de polvo.
El polvo puede ser muy tóxico, en él se acumulan una gran cantidad de partículas procedentes de los muebles, telas, pinturas, productos de limpieza… que pasar al aire y se depositan en el polvo. Utiliza una aspiradora con filtro HEPA. Y para evitar traer partículas del exterior y mantener la limpieza del hogar, deja los zapatos en la entrada.
Escoge materiales naturales.
Materiales de construcción, acabados, pinturas, muebles, textiles y complementos de decoración en materiales naturales como la madera, piedra, fibras vegetales (esparto, mimbre…) o tejidos naturales (algodón, lino…). Algunos materiales a evitar son, entre otras sustancias nocivas, el plástico, la melamina y el DM.
En tiendas online como ‘The Home Therapy Shop’ o ‘Lufe’ encontrarás una selección de mobiliario en materiales naturales y con acabados al aceite o a la cera, libres de tóxicos que no emiten compuestos orgánicos nocivos al ambiente.
Purifica el aire con plantas.
Algunas plantas son capaces de purificar sustancias tóxicas del ambiente. Entre las plantas con propiedades purificadoras identificadas por la Nasa, se encuentran plantas tan habituales para uso interior como la Palmera de bambú o la Lengua de suegra o Sansevierias.
Porque nuestra salud importa, cuidemos de nuestros espacios para que éstos nos sumen en bienestar y años de vida.